Quiero comenzar con una cita:
“ La veracidad es una virtud muy necesaria para el mundo de hoy, pero además es la virtud de la estabilidad psicológica. El hombre es el único ser en la tierra capaz de conocer la verdad y de transmitirla y, al mismo tiempo, es el único capaz de mentir. Esto se debe a su inteligencia y a su capacidad para comunicar pensamientos y afectos”
Perdemos la estabilidad psicológica a causa de la mentira, pero no nos cansa el cuento, no nos cansa el mentir y no nos fijamos en que un mentiroso se daña a sí mismo, daña a los demás, daña a la sociedad .
No cuidamos lo que decimos, .La lengua es la parte más valiosa que tenemos , pero también la más peligrosa. Con ella podemos comunicarnos consolar al triste, aconsejar a un amigo…pero también podemos herir, herir el honor y la fama del prójimo, podemos desilusionar desencantar, matar la esperanza, la fe que la otra persona tiene depositada en nosotros.
La mentira y la hipocresía vienen de la mano, pues el hipócrita es como el mentiroso, una imagen, un comportamiento falso compromete la apariencia lo ficticio la imagen no es real, es una mentira, tener una careta las 24 horas, es hoy dia como lo que define el prototipo de lo atractivo, no nos damos cuenta de lo que somos realmente, apariencia solamente, pero que somos por dentro?...nos hemos preguntado por lo que somos realmente? Nos hemos quitado la máscara? Nos hemos enfrentado alguna vez con nuestra fría imagen reflejada en el espejo de nuestra existencia?
Esta pregunta debemos hacérnosla cada vez que nos sentimos vacios, ausentes sin alma, cuando nos sentimos títeres de un mundo en que la apariencia, el culto a la belleza física, el culto a lo perfecto a los teneres al poder económico nos encamina, nos lleva de la mano, y no es que piense que todo esto sea malo, no, no, no, un poco de “apariencia” no nos viene mal para convivir socialmente, pero jamás por encima de nuestro sentir interno, de nuestros verdaderos valores, no al punto de perder nuestra "humanidad". Debemos liberarnos de tener que llevar un disfraz todo el dia y no tener la insensatez de ocultar muestro propio yo, ante una careta comprada.
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