madness...es ser todo y nada, al mismo tiempo.

....Que cómo estoy!

...¿que como estoy?... Ya ves... / Desazonado y triste, / Descolorido como una hoja seca batida por el sol, / las lluvias, el viento. ¿Y cómo iba de estar?, / acaso te imaginas que ha sido poca cosa / mi soledad, mi tedio, / la angustia de mirar a todas partes/ buscándote, ansiándote,/ hurgando tu silueta entre masas y masas / de hormigueros humanos?... Que cómo estoy!.../ Se necesita situarse muy lejos de mi ser/ para tan tonta pregunta!/ Mira, estoy como no había estado antes. En mi silencio, en mis noches, / he podido correr desesperadamente por mi sangre, por mi voz... y por la compasión de las personas/ que saben dónde estás y nada dicen. Resulta tan difícil la condición del hombre!/ Tener que sostener calladamente tu larga lejanía; / apretarse los ojos rebozados de agua; suspender el aliento para que nadie escuche/ que el corazón te llama... y sobre todo pensar, pensar

...DE QUE SIRVE SER LUZ !!!

No podemos confundir humildad con cobardía, aceptar el dicho popular “la humildad nos hace cobardes”, o menospreciar en nuestra existencia el valor de esta  virtud. La humildad, pienso, no nos hace cobardes, la humildad, es mirarnos el corazón y preguntar…reconozco mis debilidades ?... mis puntos débiles? Acepto mis fracasos?. Los acepto como parte de mi deambular por el mundo? Como parte de mi “imperfecta” humanidad?. soy capaz de ver en el corazón de los demás, la bondad, un gesto amable, una gracia especial, un don y reconocerlo?.


Los métodos actuales de aprendizaje y tutoriales de medios actuales, tienen una marcada tendencia en dirigirnos hacia el desarrollo individual caracterizado por la “no humildad”, valorarse a si mismo como único y opacar las virtudes ajenas, para sobresalir, “ser el mejor”, destacar sobre el otro seria entonces la meta, el fin. Y no en contra de esta tendencia, pues siempre será eficiente el inculcar un espíritu de superación en el ser, no sería más sano reconocer en ese mismo espíritu que sin el apoyo de los demás, sin el elogio o el cumplido, nuestros méritos no nos servirían de mucho?”



Redescubrir y defender el valor de la verdadera humildad, es ante todo una empresa difícil, es imposible, dirían muchos, pues absortos en el mundo actual, flotando entre la confusión de conceptos llenos de cobardía y complejos, con una fuerte tendencia a la traición e incapaces, a veces de aplaudir los éxitos merecidos de los demás. Inmersos en un bombardeo de medios donde la clave principal del éxito nos lleva a un: “si lo tienes osténtalo”, la humildad entonces no tendría espacio.



Habría entonces que, abrirse paso en el abrupto y antiguo camino, de la posibilidad de aprender de las buenas virtudes, de obtener enseñanzas, de los aportes que pueden hacer los demás seres humanos a nuestra vida, ser entes más sociales, engrandecer tu vida en el otro y ver reflejado el rostro de la bondad en algo más grande que uno mismo, aprender a silenciar el “yo”, en su debido momento, para escuchar y valorar el “tu”,eres importante para mi. La humildad se inclina más hacia el amor hacia los lazos de unión entre personas, escuché una vez:
“de nada sirve ser luz, si no vas a iluminar el camino de los demás”











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